viernes, 20 de junio de 2008

SOLEDAD HERNÁNDEZ

A ELOISA

La amistad! Ese sentimiento puro, nobilísimo, ajeno de todo egoísmo que, bien conocido hace la felicidad del que lo posee; que mitiga las penas más acerbas ; tú has sabido pintármelas con cracteres tan decidores, que no he podido menos que gozar muy vivamente, leyendo embelesada una identificación de mis propios sentimientos.
Entusiasta, como soy de todo lo que dignifica y engrandece el alma, siendo la amistad para mi el primero de los afectos y teniendo hoy especiales motivos para ensalzarla, he de complacerme en participártelos. De seguro que te complacerás también en conocerlos.
Me dirás que no alcanzas, cómo rindiéndole culto a ese sentimiento, he tenido en mi vida tantos sinsabores.
Por lo mismo que para mi es un sentimiento sublime, muy pocos seres habíanlo satisfecho en mi corazón.
Yo distingo.
Al hablar de la amistad no hablo de ese juego ceremonioso de visitas y cumplimientos : de ese comercio social, en que cuando se ha tratado por vez primera a una persona se dice : “es mi amiga”.No ; hablo de aquella armonía de afectos que da expansión al espíritu ; de aquella que inspira a las personas que gozan con nuestros goces , que sufren con nuestro sufrimientos : que aceptan por el amigo el propio sacrificio, si fuere necesario; en fin , que mas que nosotros por nosotros mismos ; jovenes o ancianos, mujeres u hombres, casados o solteros. Ese sentimiento divino, para mi no tiene edad, sexo ni estado. Fácil en comprenderlo.
Tanta satisfacción encuentro en la franca y sencilla amistad de un anciano , como en la de un joven mi contemporánea.
Hay quien sostenga que entre dos jóvenes de distinto sexo no puede existir.
¡vulgaridad!.
Los que tal piensan, no conocen el sentimiento de que hablan.
Yo te aseguro que puede existir, que existe y presta las emociones más dulces, puras y desinteresada, como que vive de abnegación.
Y si también nos regala con ella un hombre respetable, que nos aconseja , que nos guía, que sin pretensiones de ninguna especie, nos dice: “ Yo la estímo a usted como si fuera hija mía,” entonces, Ay ! entonces, Elisa, creemos que no cabe mayor ventura y juzgamos mal a los que sostienen que no existe la verdadera amistad.
He llegado, pues al principal objeto de mi carta.
En mi triste vida, vida que tú conoces, hay un consuelo que mitiga mis pesares . Tengo un amigo en quien sí creo, Tú le conoces y debes comprender que esté orgullosa de su amistad –
Me guía con sus consejos, me instruye con su amena conversación y , sobre todo me ha dicho: Yo la estimo y la aconsejo a usted como si fuera mi hija”.
Ves, pues , si no hay desamparo que no pueda hallar un gran apoyo?.
Perdí mi padre, cuyo solícito amor me trazaba la senda que debía seguir en tan escabrosa vida : y desde entonces no oía un consejo de alguno que conociese el mundo. Me encontraba aislada; pero he hallado quien pueda hacerme decir

Hace olvidar mis dolores
La verdadera amistad ¡
Que dar culto a esa deidad,
Compensa los sinsabores
De la pobre
Soledad.


SOLEDAD HERNÁNDEZ. Escritora Zuliana, ( Poetisa y prosista) . Fue una de las primeras mujeres del siglo XIX en dedicarse a la Literatura, tanto en la poesía como en la prosa. Sus producciones fueron recogidas en El Zulia Literario de José Domingo Medrano y en el Primer Libro Venezolano de Literatura. Ciencias y Bellas Artes.

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