viernes, 20 de junio de 2008

BALDOMERA RINCÓN

EL TIEMPO Y LA AUSENCIA
( se alimentan de olvido) I

En esta linda ciudad, donde la naturaleza parece haber acumulado todas sus galas y sus primores , y sentada a orilla de su precioso Lago, coronada de esmeraldas, vese una joven de esbelto talle y fisonomía encantadora. Sus ojos tienen el color del cielo, en un hermoso día de verano y brillan con el fuego de una pasión contrariada: su boca es una rosa entreabierta, en cuyo cáliz está simétricamente colocada purísimas gotas de rocío con la solidez y blancura de las perlas: su frente, despejada y tersa, lleva como una auréola, y su pecho, turgente y divino, causaría envidia a la misma Venus. Parece una diosa, adormecida por el cadencioso sonido de sus aguas, Petrarca al verla habría olvidado a su Laura para cantar su belleza, Entre sus delicadas manos oculta un objeto que besa repetidas veces: y al devorar con la vista el contenido de una carta que ha sacado de su seno, no puede contenerse y vierte un raudal de lágrimas que ruedan silenciosas sobre sus mejillas y van a confundirse con las cristalinas aguas de aquel Lago poético.
Acaba de responder al adiós del hombre a quien adora, del ser que más ama en este mundo, y a quien aparta de su lado el deseo de labrarse un porvenir pera poder cumplir el voto de su corazón,. Ella no puede adivinar cuántos reveses sufrirá su amor; si la helada mano del tiempo llegará a marchitar en el pecho de su amante la preciosa flor que con tanto esmero ha cultivado; sí el aroma de esa flor vendrá a ser para otro ídolo,. Ella cree en el sentimiento que inspira; pero no obstante, duda y teme. ¿Será culpable por esos temores y esa duda? No ; porque nada más fácil que deslizarse por la suave y resbaladiza pendiente de la inconstancia. Ella misma que tanto ama, puede llegar a olvidar

II

Han pasado algunos meses. Nuestra joven, que es también nuetra amiga, se ha ido consolando gradualmente. Serias reflexiones la han traído al estado de completa calma en que se encuentra: pocas veces piensa ya en su amante, el cual por su parte, apenas dedica breves instantes a su recuerdo.Llega por último un día en que todo ha terminado, en que la preciosas semillas que ambos sembraran y que tan lindas flores habían producido, desaparecen del corazón, arrebatadas por el viento de la inconstancia. Aquel vehemente amor, aquellas dichas inefables, aquellos ensueños de ventura, aquellos éxtasis divinos, todo, todo se ha hundido en el abismo del pasado. Y yo que pensaba que el amor fuera eterno cuando principiaba siendo sincero! Pobre corazón mío! Guarda tu aroma para otro ser más digno que el hombre, y no lo quemes en el profano altar de los mortales.
Perdonadme, si en vez de una historia divertida y de útil enseñanza, me he atrevido a presentaros una sencilla relación, desnuda de interés y encaminada tan sólo a probar que el tiempo y la ausencia son dos tiranos que se alimentan del olvido.

BALDOMERA RINCÓN. Nació en el estado Zulia en el siglo XIX. Prosista y poetisa. Tuvo prestigio en su época pero sus creaciones poéticas se perdieron para la posteridad y sólo es conocida “El tiempo y la ausencia se alimenten de olvido”. Rescatada por José Domingo Medrano en el Zulia Literario y más tarde, reproducida en el Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y Bellas Artes.
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1 comentario:

Rubia dijo...

Muy buena pagina, felicitaciones